Haciendo





Confía en Alá, pero ata a tu camello primero.


Ocurre cada día: podrías haber hecho algo pero no lo hiciste, y usas la excusa de que si Dios quiere que se haga algo, lo hará de algún modo. O haces algo y después esperas el resultado; esperas y el resultado nunca llega. Entonces te enfadas, como si te hubieran engañado, como si Dios te hubiera traicionado, como si Él estuviera contra ti y fuera parcial, injusto y lleno de prejuicios. Y en tu mente surge una gran queja. Entonces la confianza ha desaparecido. La persona religiosa es la que continúa haciendo todo lo humanamente posible pero sin causar tensión por ello. Como somos átomos muy, muy pequeños en este universo, las cosas son muy complicadas. Nada depende únicamente de mi acción; hay miles de energías que se cruzan. El total de las energías decidirá el resultado. ¿Cómo voy a poder definirlo yo? Pero si no hago nada, puede que las cosas no vuelvan a ser las mismas. Tengo que hacer y al mismo tiempo tengo que aprender a no esperar nada. Entonces el hacer es como una oración, sin deseo de que se produzca un resultado. Entonces no hay frustración. La confianza te ayudará a no sentirte frustrado y atar el camello te mantendrá vivo, inmensamente vivo.



Este dicho sufí quiere crear el tercer tipo de hombre, el verdadero hombre: el que sabe cómo hacer y que sabe cómo no hacer; el que puede estar activo y decir «¡Sí!» cuando es necesario, y puede decir «¡No!» Y estar pasivo cuando es necesario; el que está plenamente despierto de día y plenamente dormido de noche; el que sabe inspirar y espirar, el que conoce el equilibrio de la vida. 



«Confía en Alá pero ata primero el camello."


Este dicho surge de una pequeña historia. Un maestro estaba viajando con uno de sus discípulos. El discípulo era el encargado de cuidar del camello. Llegaron de noche, cansados, a la posada para caravanas. Era obligación del discípulo atar el camello, pero no se molestó en hacerlo y lo dejó fuera. En cambio, se dedicó a rezar, le dijo a Dios: «Encárgate del camello», y se durmió. 

Por la mañana el camello no estaba: había sido robado, se había ido... podía haberle ocurrido cualquier cosa. El maestro preguntó: —¿Qué ha pasado? ¿Dónde está el camello? —No lo sé —dijo el discípulo—. Pregúntaselo a Dios, porque yo le dije a Alá que cuidara de él; y como yo estaba cansado, no tengo la menor idea. Yo no soy el responsable porque se lo dije muy claramente. No hay forma de que no lo entendiera: se lo repetí tres veces. Y como siempre enseñas que debemos confiar en Alá, he confiado. Ahora no te enfades conmigo. 


El maestro dijo: —Confía en Alá, pero primero ata el camello, porque Alá no tiene otras manos que las tuyas. Si quiere atar el camello, tendrá que usar las manos de alguien; pero no tiene otras que las tuyas. ¡Y es tu camello! La mejor forma de hacerlo, el camino más sencillo y más fácil es usar tus manos. Confía en Alá, no confíes sólo en tus manos; de otro modo estarás tenso. Ata el camello y después confía en Alá. 



Preguntarás: «¿Para qué confiar en Alá si ya he atado el camello?»; porque aunque esté atado, el camello puede ser robado. Haz todo lo que puedas, pero eso no garantiza el resultado, no hay garantía. Por tanto, haz todo lo que puedas y después acepta lo que ocurra. 



Éste es el significado de atar el camello: haz lo que puedas hacer, no eludas tu responsabilidad, y después si no pasa nada o si algo va mal, confía en Alá. Entonces Él sabe muy bien lo que hace. Quizá sea bueno para nosotros viajar sin camello. Es muy fácil confiar en Alá y ser vago. Es muy fácil no confiar en Alá y hacer las cosas. El tercer tipo de hombre es difícil de encontrar: confías en Alá y sigues haciendo las cosas. Pero ahora sólo eres un instrumento; Dios es el verdadero actor, tú sólo eres un instrumento en sus manos.


Comentarios

  1. Una interesante historia.

    Las personas en general estamos mas interesados en lo desconocido que en lo conocido, en los logros que en lo que tenemos, en aprender algo nuevo en lugar de mirar lo que hay.

    No creo que sea necesario saber lo que hay que hacer cuando sabemos lo que no hay que hacer. Es decir, tenemos tendencia, quizás por la educación recibida, a mirar donde es imposible ver y sin embargo no miramos donde sería facilisimo ver.

    La acción correcta tiene efectos o consecuencias inimaginables y no es necesario ser conscientes de ellas, y dicha acción está más profundamente relacionada con lo que uno mismo sabe por naturaleza que no ha de hacer.

    Un abrazo y gracias.

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  2. Lo desconocido, que siempre Somos -como energía universal que es lo que realmente Somos- es simplemente algo que hemos olvidado.

    Mirar lo que hay es todo lo que hay...

    ¿Que tenemos Goyo? ¿Que nos pertenece? ¿A quien le pertenece?

    Estoy de acuerdo cuando dices: "No creo que sea necesario saber lo que hay que hacer cuando sabemos lo que no hay que hace".
    Si sabemos lo que no somos, espontáneamente surgirá lo que Somos!

    Gracias a ti de corazón por tu comentario, Goyo!

    Un abrazo cósmico!

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  3. Gorka, el texto que presentas me parece muy didáctico. Y creo que hay que tenerlo muy en cuenta, entre otras cosas, en relación con la meditación. Creo que uno se ha de entregar a la meditación, sentándose y en la vida cotidiana, con gran determinación, amor e inteligencia, pero también, tal como tú nos recuerdas muchas veces, con espíritu “mushotoku” (nada que obtener).

    Cuidemos nosotros del camello: sólo Mirada sin búsqueda alguna… Entonces “Eso” cuida del camello…

    Un abrazo.

    Francisco

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  4. Si Francisco... Con disciplina y determinación, pero sin esperar nada a cambio... sin esperar obtener frutos... :D

    Que bueno lo que dices: -Cuidemos del camello... entonces "Eso" cuida del camello...-
    (de la forma que Ello crea conveniente).

    Un abrazo, amigo!

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  5. Ese tercer tipo de hombre (que desde luego no es común) ya no se considera a sí mismo un hombre ni ninguna otra cosa y, por supuesto, sabe que solo hay un Hacedor, Eso, Dios, el Universo.

    Es obvio que este tipo de ilustraciones/metáforas se dirigen a aquellos que todavía tenemos rastros de creencias individuales y no utilicemos la exposición de la verdad última como excusa. Me viene al recuerdo una frase de Lucille que también va por ahí: "Ten los pies en el suelo y el corazón en la conciencia".

    Abrazos compañero!!

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  6. Magnífica frase de Lucille! La verdad es que llega a mi alma Francis...

    Claro, ese tercer tipo de hombre debe de danzar con la Vida y debe de fluir con la corriente sin preocuparse de nada...

    Un abrazo cósmico, José Manuel!!

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  7. Excelente texto y su interpretación. Pero la frase de Francisco: "Cuidemos nosotros del camello: sólo Mirada sin búsqueda alguna… Entonces “Eso” cuida del camello… " queda perfectamente claro!
    Gracias amigo. Un abrazo.

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  8. Si sólo Mirada sin búsqueda alguna... porque, ¿Quien querría buscar el que?

    Gracias a ti amiga! Otro abrazo!

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  9. Pues excelente texto Gorka, si lo explica la verdad.

    Un abrazo amigo Gorka

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